lunes, 1 de marzo de 2010

El Zulo

El joven llego a aquel piso en el centro andando, miro aquella fachada con antiquísimas plantas que sus cuidadores se habían olvidado de cuidar por lo que estaban secas y marrones, y entro al viejo. Comenzó a subir aquellas escaleras estrechas y rotas por el desgaste de generaciones y generaciones de inquilinos que por aquel edificio habían pasado y vivido. Al llegar al rellano del segundo saco de su bolsillo una llave oscura debido a su antigüedad y abrió aquella puerta de madera carcomida con el numero en letras doradas y brillantes, como era normal estaba vacía ya que su novia estaba fuera. Debido al cansancio arrastro sus pies por la penumbra del pasillo como un autómata que seguía su camino sin pensar hasta llegar a aquella cama de matrimonio que parecía tener siglos, con aquella tela requemada de los cigarros que la novia dejaba caer cuando discutían y manchada por las botellas que el joven había derramado debido a su necesidad de beber cuando discutían. Cuando se tumbo se quedo dormido al instante debido al cansancio y al sobrecarga miento del ambiente de polvo y olor que desprendía la antigüedad del edificio. De repente a media noche se levanto completamente a oscuras salvo un haz de luna que iluminaba el pasillo y se dirigió al baño, allí estaba todo lleno de mugre y telarañas, el joven micciono y regreso a la habitación, pero cuando se dirigía atravesando el corredor diviso una figura negra a la luz de la luna se acercaba a él y le propinaba un golpe, de repente el joven agarro a la misteriosa figura y arranco parte de su ropa, y en pleno forcejeo sintió un punzante dolor en su cuello y cayó al suelo de la estancia desvanecido.Cuando despertó sentía como unas ataduras oprimían sus manos y como una venda húmeda por el sudor que su cuerpo desprendía cubría sus ojos mientras el ruido de una lámpara en mal estado se escuchaba cortando el silencio que se notaba en aquella estancia, de repente sintió un golpe en el rostro, lo cual se repitió en numeradas ocasiones semi retirando la venda por el movimiento y dejándole ver un ápice de luz, cuando los golpes cesaron el hombre comenzó a tomar respiro inhalando una oleada de humo de tabaco, conocía es olor profundamente ya que su novia solia fumar en cada discusión que tenían y pese a que el no fumaba reconocia el olor del tabaco. Inhaló aquel aroma que le recordó a su novia pensando que sería el último recuerdo suyo que le quedaría. De repente solo un disparo y noto un abrasador dolor que atravesaba su abdomen. Con todo el dolor consiguió retirarse la venda. De repente se vio encerrado entre aquellas paredes de frio ladillo con solo algunos restos difuminados de pintura bañados por la luz de una luz centelleante de una lámpara semi fundida ,que rompía el silencio y que parecía no aguantar más aquella habitación sellada por una única puerta de metal y llena de humo, el joven divisaba mientras escupía sangre debido a la herida en su abdomen hecha por una bala que le quemaba en su interior, con sus ropas rasgadas y con los músculos de su rostros magullados y rasgados con heridas debido a la brutal paliza que le había propinado tras drogarle y secuestrarle. Divisaba aquella habitación vacía y entre el humo de un cigarro que había en un cenicero lleno de colillas manchadas de saliva y maquillaje sobre la mesa diviso una figura femenina, iba vestida con un vaquero y una camisa negra desgarrada por el forcejeo con motas de sangre que probablemente serian suyas, no distinguía su rostro pero veía si melena negra que brillaba onduladamente sobre la espalda de la mujer, estaba mirando una carta de un color marrón de la suciedad y el polvo de la sala con letras rojas, de repente escucho un ruido proveniente de su espalda y al mirar diviso un hombre alto y fuerte con los nudillos manchados de sangre y magullados de los golpes que le había propinado, llevaba una camisa blanca ajustada que dejaba ver sus pronunciados musculos con grandes manchas de sangre y junto a él, en el suelo, se encontraba un arma de fuego de un color brillante que reflejaba el rostro de su secuestrador y entonces distinguió su rostro, su pelo enmarañado y sus ojos oscuros y profundos, no le cabía ninguna duda, era su amigo y entonces lo entendió todo, volvió a mirar a las joven al rostro, era su novia, entonces dio un grito de impotencia, y dijo su nombre casi en un susurro ya que no le quedaban fuerzas para nada. La joven se acerco al hombre y se arrodillo frente a él, le libero las ataduras y mientras le daba un profundo beso le hinco un cuchillo de cocina en la yugular, y se le escapo en el ultimo susurro un te quiero mientras una lagrima recorría su rostro y caía en el charco de sangre que se había formado en el suelo mientras veía entre sus brazos al hombre que una vez había amado.

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